Reflexión de fin de año
A medida que el año se despide, suelo encontrar en esta época el momento perfecto para mirar atrás, reflexionar y agradecer.
El running y el trail running no son solo deportes para mí; son una pasión, mi vía de escape, una forma de encontrar paz en medio del ruido diario.
Cada paso, ya sea en el asfalto de la ciudad o en los senderos de la naturaleza, me reconecta con mi esencia y me recuerda por qué amo tanto este camino.
Este año estuvo lleno de desafíos, pero también de logros que me llenan de orgullo.
Estar dentro de los primeros 20 en la Maratón de Viña del Mar fue un sueño cumplido.
Pero lo que más valoro no son los números, sino las historias detrás de cada meta alcanzada.
Recuerdo ese dolor en la rodilla en el kilómetro 35 de la Maratón de Santiago, cuando cada paso dolía más que el anterior, y aún así, la meta me esperaba. O la caída en el Vulcano, doblándome la mano y sintiendo el impacto de la montaña.
A pesar de todo, no solo terminé esa carrera, sino que logré un tercer lugar que todavía me emociona.
Sin embargo, este año también me dejó una lección más grande: mi verdadera competencia soy yo mismo.
No importa si quedo fuera del podio en una carrera, lo importante es que cada día intento ser una mejor versión de mí.
Cada zancada, cada subida, cada entrenamiento me acerca un poco más a esa meta personal de superación.
El próximo año, el horizonte luce prometedor. Quiero mejorar mis marcas, soñar en grande con la Maratón de Chicago, y seguir explorando los paisajes infinitos del trail running.
No será fácil, lo sé. Habrá mañanas en las que el desgano intentará ganar, y carreras donde el dolor o las caídas aparecerán sin previo aviso.
Pero eso es lo hermoso del running: siempre nos enseña que podemos levantarnos y seguir adelante.
A quienes leen esto, quiero recordarles algo: este deporte, como la vida, no se trata solo de llegar primero.
Se trata de disfrutar el camino, aprender de los tropiezos y celebrar cada pequeño avance.
Cada vez que salimos a correr, nos regalamos la oportunidad de descubrir nuestra fortaleza interior.
Que este fin de año sea el momento de celebrar lo logrado y de planificar nuevos retos.
Porque mientras haya un sendero por recorrer y un sueño por alcanzar, siempre habrá una nueva línea de partida esperándonos.
¡Nos vemos en las rutas y en los senderos, con la pasión intacta y las metas más altas que nunca!
el runner anónimo